¿Quién
tiene mi libro?
En la tranquila ciudad de El Sauce, el profesor Roberto Centeno era conocido por su vasta colección de libros
raros. Un día, descubrió que uno de sus más preciados volúmenes había
desaparecido: “Los Secretos de la Mente”, un libro antiguo sobre los misterios
del cerebro humano.
Desesperado, el profesor Centeno llamó
a la policía. Los oficiales Ana y Miguel, conocidos por su astucia y
dedicación, tomaron el caso. Comenzaron su investigación en la biblioteca del
profesor, donde el libro fue visto por última vez.
—Profesor, ¿recuerda a alguien que
haya mostrado interés particular en este libro? —preguntó Ana.
—Sí, una estudiante, Lucía, siempre
estaba fascinada por mis libros sobre psicología —respondió el profesor.
Con esta pista, los policías visitaron el instituto. Lucía era una estudiante brillante, pero últimamente se
mostraba olvidadiza y confundida. Al hablar con ella, Ana y Miguel notaron su
comportamiento errático.
—Lucía, ¿sabes algo sobre el libro que
falta en la biblioteca del profesor Centeno? —inquirió Miguel.
—El libro… sí, lo tomé prestado, pero…
no recuerdo dónde está ahora —confesó Lucía con voz temblorosa.
Ana y Miguel intercambiaron miradas
preocupadas. Decidieron acompañar a Lucía a su casa para buscar el libro. Allí,
en medio de apuntes y papeles, encontraron “Los Secretos de la Mente” debajo de
una pila de ropa.
—Lo siento mucho, no quería robarlo.
Últimamente olvido las cosas… mi abuela tenía Alzheimer y creo que yo… —Lucía
no pudo terminar la frase, las lágrimas inundaron sus ojos.
Los policías se miraron, comprendiendo
la situación. Ana se acercó a Lucía y le dijo con gentileza:
—Lucía, vamos a devolver el libro al
profesor Centeno y le explicaremos lo sucedido. No estás sola, te ayudaremos a
encontrar el apoyo que necesitas.
El profesor Centeno, al saber la
verdad, no solo perdonó a Lucía, sino que también se comprometió a ayudarla en
su lucha contra la enfermedad. El libro había vuelto a su lugar, pero lo que
realmente importaba era el bienestar de Lucía.
El caso del libro perdido había
terminado, pero para Ana y Miguel, había comenzado una misión más
significativa: asegurarse de que Lucía recibiera la comprensión y el cuidado
que merecía. Y así, en El Sauce, la bondad y la empatía triunfaron sobre
el misterio y el miedo.
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